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Toda familia dividida no puede experimentar seguridad. Jesucristo mismo afirmó que si una casa está dividida en sí misma no puede permanecer, sino que se cae porque tiene su fundamento sobre la arena.

La única manera en que la desgracia entre a una familia es a través del poder de la división familiar, porque la división es el elemento que Satanás usa cuando quiere destruir una familia.

 

La primera división comienza en el mundo espiritual. Cuando ya no adoran unidos en casa, ni se comparte la palabra, y mucho menos se testifica, entonces se activan los espíritus destructores y también se acaba el dominio y la autoridad.

 

Todo comienza en el espíritu, porque Satanás sabe que si logra dividir el espíritu, el desastre estará asegurado en el mundo físico, emocional, financiero, y en la salud.

 

Esto tiene que ver con relaciones interpersonales tormentosas y cargadas de dolor, constituyéndose en un nido para demonios activos.

 

¿Por qué entra el heridor a tu casa?

 

La operación del heridor en las casas, no se justifica si la familia opera y funciona en el PODER DEL UNO.

 

El trabajo del maligno antes de que llegue a tu casa la pobreza, enfermedad, el adulterio, la fornicación, la droga y la desobediencia de los hijos, es el lograr sembrar el poder de la división. Y todo comienza en el espíritu, cuando no hay sacerdocio y se confunden los roles y las funciones del padre o de la madre y de los hijos.

 

División para robar la autoridad, para que exista un vacío y así entrar, el demonio necesita que la casa este desocupada para activar y enviar los siete espíritus peores para así arruinar y destruir.

 

El poder de la división le asegura al demonio el fracaso de cualquier familia. Satanás entra por hendiduras que se abren a través del poder de la división. Su trabajo es entrar a tocar todo lo que no esté en cobertura y bendición. Es tiempo de tomar en cuenta el gran llamado de Dios.

 

La familia tiene que estar unida, orar unida comer juntos, orar y adorar juntos al Cordero y ofrendar para que así nunca entre el heridor.

 

Nunca se puede manejar la situación de la familia de forma filosófica e intelectual. Si usted está experimentando desgracia en alguna área familiar piense y reflexione:

 

¿Cuál es el descuido que existe y ha existido, que le dio entrada al heridor?, ¿Desde cuándo la familia no adora, ora, ofrenda y estudia la palabra juntos?, ¿Desde cuándo no comparten, comen, disfrutan juntos y con sencillez de corazón; es decir sin amargura ni rebelión en el hogar?

 

Declare esta profecía todos los días: